Cada uno de nosotros tenemos una
historia, una casuística personal que a veces viene definida por factores
ajenos a nuestra voluntad.
Hoy he elegido hablar de ENFERMEDAD
(que fea me resulta esta palabra). Uno de mis valores principales es la SALUD, e intento que la mayor parte de
mi día a día me la genere; hábitos físicos y emocionales saludables destacan
siendo una forma preventiva de actuar; aunque a veces esto sea insuficiente.
Todos aquellos que tenemos SALUD somos
afortunados, siendo un valor secundario en el sentido de que mientras la
tenemos le prestamos poca atención si la comparamos con otros valores como el
desarrollo personal, la amistad, la justicia, etc. ¿Qué ocurre cuando la
perdemos o se ve deteriorada?. Posiblemente nuestra vida cambia por completo; a
veces tiene únicamente consecuencias personales aunque generalmente también
afecta a cuestiones laborales.
Estos días he conocido personas que
debido a lesiones fortuitas y/o a enfermedades comunes se han visto obligadas
crear una nueva forma de vida. Supongo que todos conocemos a alguien que ha
sufrido un accidente de tráfico, una enfermedad grave o simplemente le han
asignado un porcentaje de minusvalía por algún tipo de afectación.
¿Cómo comenzar una nueva vida en
nuestra madurez?. Desde mi punto de vista, se necesita un gran esfuerzo
emocional por parte de la persona atravesando diferentes momentos hasta llegar
a la aceptación. Sin esta fase, la construcción de una nueva vida se ve
limitada y la persona queda atrapada en un círculo de autodestrucción
impidiendo forjar nuevos objetivos personales y profesionales.
Desde el punto de vista psicológico
existen cinco fases de afrontamiento o duelo de una enfermedad tal y como las
define Kübler-
Ross:
1.-
Negación. La persona
considera imposible que la enfermedad le esté sucediendo. Puede incluso
evitarse hablar de la enfermedad, pensar en ella. Esta fase cumple una función
adaptativa, en la cual se amortigua el impacto de la situación. Expresiones
como “esto no me puede estar pasando”, “seguro que hay algún error”…etc pueden
presentarse.
2.-
Enojo o frustración.
Se producen reacciones de enfado, ira o agresividad al verse afectada la salud,
que frecuentemente se manifiestan contra la familia, amigos y personas
cercanas. Es aconsejable que esta fase sea lo más corta posible debido al daño
añadido que genera. La persona se
expresa en términos “¿Por qué a mi?”, “¡No es justo!”, etc.
3.-
Negociación. Se
comienza a ver la posibilidad de generar pactos/acuerdos con uno mismo y la enfermedad
para dar sentido a la situación. En este momento la persona afronta la situación
con más energía y entusiasmo en un tira y afloja donde se intentan generar
acuerdos para ganar (algo).Pueden presentarse expresiones como “ por favor, que
esto no afecte a los demás”, “ espero que exista una posibilidad para…..”,etc.
4.-
Depresión o duelo. Si
la negociación es poco fructuosa, la persona comienza a tener pensamientos
negativos, tristeza y deja de esconderse mostrando todo su desaliento. Puede
presentarse asociado a la necesidad de aislamiento, de evitar el contacto con
otros e incluso de depresión profunda.
5.-
Aceptación. En
ocasiones puede tardar mucho tiempo llegar a esta fase, en la cual se acepta la
situación y la persona adapta sus metas y objetivos a la nueva situación que
atraviesa generando un importante esfuerzo emocional. Esta fase no debe
asociarse con la alegría (al menos en un momento inicial) sino con la libertad,
la persona se libera del peso que sufría, es como si el dolor hubiese
desaparecido. A partir de este momento,
se inicia la construcción de una nueva vida.
Estas fases pueden presentarse de
forma similar en otros procesos
dolorosos como pérdida de un empleo, un divorcio, el fallecimiento de un ser
querido, etc y el orden de las fases puede verse alterado.
Recordemos que EL MEJOR MOMENTO PARA
VIVIR LA VIDA ES AHORA, evitando esperas y postergando momentos agradables. La
vida resulta bipolar siendo maravillosa en algunos momentos y desalentadora en
otros; el siguiente vídeo muestra cómo puede cambiar en un solo minuto. ¡GRACIAS
ANTONIO!