lunes, 21 de octubre de 2013

¿Estás seguro de estar en lo cierto? Examina tus creencias (Parte I)

El comportamiento y nuestros sentimientos están determinados por lo significados que otorgamos a cada hecho que ocurre en nuestra vida. Actuamos y nos sentimos de una u otra forma en base a si entendemos algo como bueno o malo para nosotros o los demás, como justo o injusto, como cierto o falso, etc. En definitiva actuamos y sentimos en función de nuestras CREENCIAS sobre nosotros mismos, los demás y el mundo.

Una CREENCIA es un juicio, una verdad que cada uno de nosotros tenemos acerca de algo (un hecho/acontecimiento, una persona, un objeto, etc); se trata de un convencimiento propio de que las cosas son ciertas o reales.
Como juicio o convencimiento propio, estas creencias pueden o no ser reales de forma objetiva. Todos tenemos dos tipos de creencias:

1.- Creencias dinamizadoras: Aquellas que nos impulsan a actuar, que nos aportan valor y determinación  (ejemplo: Estoy segura de que esta crisis está cercana a su fin).

2.- Creencias limitantes: Aquellas que nos desestabilizan, que restringen o anulan las posibilidades de acción y generan sentimientos y emociones negativas. (Ejemplo: Esta crisis nunca va a terminar, va a acabar con todos nosotros).

Ambos tipos de creencias, en su origen han tenido una intención positiva, es decir, pensamos así porque en un momento dado, en su surgimiento, esa idea u opción nos resultó válida. Poco a poco, esa idea se vuelve permanente en nuestro celebro (porque se repite y funciona más veces) constituyéndose como una creencia, sobre la cual ya no reflexionamos y le otorgamos el cartel de “veraz”. Esta creencia (la que ya no cuestionarnos) puede ser dinamizante o limitante en la actualidad.

Pongamos un ejemplo acerca de una creencia muy extendida: “Muchos de los que emprenden en estos momentos fracasan”. Posiblemente durante estos últimos años hemos acumulado datos sobre fracasos y evidencias que nos llevan a afirmar esa idea; ahora bien, imaginemos que nuestra pareja quiere emprender un negocio ¿Cómo actuaremos?. Posiblemente con esa creencia impregnada en nosotros le diremos cosas como: “en menudo lío te vas a meter, mejor busca un trabajo”, “al final, terminarás con muchas deudas” “no sé para qué te esfuerzas, si te van a poner un montón de problemas”…etc. Todas estas afirmaciones ¿potencian o limitan a nuestra pareja?. Creo que la respuesta es obvia, LA LIMITAN.

Estas creencias limitantes van a estar condicionando nuestro sentir y nuestro comportamiento, lo cual afecta al desarrollo y crecimiento personal así como a nuestra felicidad.

Un primer y fundamental paso si deseamos modificar esto es la identificación de esas creencias limitantes, para lo cual os facilito un truco: pensar en esas ideas redundantes que acuden a nuestro pensamiento una y otra vez en relación a un mismo tema y que generan en nosotros emociones negativas.

Algunas creencias limitantes muy extendidas son:

-       “ Soy así y no puedo cambiar”
-       “Soy poco inteligente, me cuesta aprender”
-       “Si gano más dinero, mis problemas desaparecerán”
-       “Todo el mundo piensa que las rubias somos tontas”
-       “Los políticos tienen la culpa de todo lo que nos pasa”
-       “Me tengo que encargar yo de las cosas porque si no, no salen”
-       “Si hago…….me querrán más”
-       “Lo hace para hacerme daño/fastidiarme”

Quizá alguna de estas creencias te haya hecho reflexionar e incluso ha podido dar “en el clavo”. ¿Qué te parece dar el primer paso? ¿Te animas a escribir tus creencias limitantes?. En los siguientes post veremos la forma de modificar y trabajar estas creencias.


LAS CREENCIAS PUEDEN CAMBIARSE

SI CAMBIAS TUS CREENCIAS, CAMBIAS TÚ

TODO CAMBIO COMIENZA EN UNO MISMO

PODEMOS ELEGIR QUÉ PENSAR





domingo, 6 de octubre de 2013

¿Has afilado tu hacha?

Cuantas y cuantas veces nos vemos sometidos a altos niveles de actividad que se acumulan gracias a quehaceres profesionales, personales, familiares, educativos, etc. Los días, meses y años pasan muy rápido sin apenas ser conscientes. Quizá alguno/a de vosotras se haga la siguiente pregunta ¿Qué he hecho yo durante este año?.

Llegados a este punto tengo que daros una mala noticia; es posible que no hayáis afilado el hacha; ¿A qué me refiero?. Existe una alta probabilidad de que durante todo el año hayáis invertido todo vuestro esfuerzo en los quehaceres anteriormente mencionados;si bien, vosotros/as mismos/as habéis quedado en un segundo plano y posiblemente estéis algo exhaustos.

El ser humano necesita momentos de reflexión y paz interior para escoger sus direcciones vitales, aquello hacia lo que quiere ir, lo que realmente le hace feliz. Sin por supuesto, descuidar el correcto descanso, alimentación y ejercicio que permiten a nuestro cuerpo poseer los recursos necesarios para todo lo anterior.  
El día a día puede llegar a absorbernos y perder ese objetivo final que todos tenemos en mente. Cuando esto ocurre podemos llegar a decir que estamos estresados/as, aunque cada persona vive las cosas de un modo diferente y hay quienes lo expresan de forma somática (por ejemplo un día aparecen manchas en la piel, se cae el cabello, disfunciones sexuales…etc) y nunca se dirían a sí mismos/as que tienen estrés.

Evitando que este post se convierta en unas líneas dedicadas a dar consejos sobre cómo reducir el nivel de estrés (que ya hay muchos y muy buenos), deseo lanzar PREGUNTAS y NO RESPUESTAS; por favor, toma papel y boli y permítete bucear dentro de ti.

  • ¿Conoces el para qué de todos esos quehaceres que generan un ritmo frenético? (no he dicho por qué, sino para qué)
  • Hoy por ejemplo, ¿qué has hecho para dedicarte a ti mismo/a?
  • ¿Qué harías si hoy tuvieras mucho tiempo?
  • ¿Con quién/es elegirías estar más tiempo?
  • ¿Cuál es el motivo de la respuesta anterior?
  • ¿Qué te hace reír?
  • Unido a la pregunta anterior ¿Cómo de presente está esto en tu día a día?

Lee detenidamente todas tus respuestas y si deseas hacer algún cambio, es el momento. Con todo esto ¿de qué te has dado cuenta?.


Recuerda que debes dedicar tiempo a afilar tu hacha para continuar siendo el/la mejor leñador/a del bosque, de tu bosque.