Hace algunos días hablábamos en el blog sobre las creencias
dinamizantes o limitantes que todos nosotros tenemos (puedes leerlo aquí). Como primera actividad os pedía que escribieseis todas
aquellas creencias limitantes que
hubieseis descubierto en vosotros; quizá
algunas personas tengan preparada una gran lista que recoge todas ellas y en
otros casos puede ocurrir que sepamos que algo no funciona, no va bien en nosotros y sin embargo
nos resulta muy complejo el llegar a definirlo. ¿Es eso normal? ¡Completamente
normal! (retomaremos ese tema más adelante).
Muchas de nuestras creencias
están tan arraigadas en nosotros que desconocemos cuales son. Nuestro inconsciente
sabe que están ahí y modelan nuestra conducta y nuestros pensamientos, si bien
operan en un plano alejado de lo racional, de lo controlado por cada uno de
nosotros. A veces resultan sorprendentes (“nunca hubiese pensando que eso me
ocurría a mi”), otras graciosas (“descubro el kit de la cuestión”) y también
humillantes o degradantes para nosotros o para nuestro entorno (“¿Cómo puedo yo
pensar semejante barbaridad?”, “eso que jamás reconocerías a otra persona”). A todos (sin excepción) nos ocurre alguna de
estas situaciones, es la estructura de la mente y la forma en la que nuestro
cerebro filtra las experiencias y construimos nuestra realidad.
Pero hay una buena noticia, las CREENCIAS SÍ PUEDEN CAMBIARSE. Una
vez detectadas aquellas que nos limitan, existen dos mecanismos de cambio:
- Cuestionarlas. “¿Estoy seguro de que eso es así?” “¿Existe algún otro modo de ver la situación?” “Y si no fuese así ¿Cómo sería?”.
- Sustituirlas por otras
dinamizadoras. En este caso se deberá mantener la intención positiva de
toda creencia y realizar cambios paulatinos.
Con el objetivo de que este blog sea una herramienta práctica para
todos los que nos seguís y leéis os planteo la siguiente actividad, para la
cual cuento con un gran filósofo; SÓCRATES y sus tres filtros.
1.- Lee la siguiente historia con detenimiento.
En la antigua Grecia,
Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a
todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:-
¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
- Espera un minuto -
replicó Sócrates. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.
Yo lo llamo el examen del triple filtro.- ¿Triple filtro?
-Correcto-continuó
Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea
filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del
triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de
que lo que vas a decirme es cierto?
- No -dijo el hombre-,
realmente solo escuché sobre eso y...- Bien -dijo Sócrates. Entonces realmente
no sabes si es cierto o no.
- Ahora permíteme
aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a
decirme de mi amigo?- No, por el contrario...- Entonces, deseas decirme algo
malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.
Pero podría querer
escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de
algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?- No, la verdad que no.
- Bien -concluyó
Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no
es útil ¿para qué querría saberlo?
2.-
Escribe el
pensamiento/idea (creencia) que te limita en un papel en blanco y responde al
triple filtro”.
Creencia limitante:
- VERDAD-¿Estoy al 100% seguro/a de que ese pensamiento
es una verdad categórica?
- BONDAD-¿Esa creencia
es buena para mí?
- UTILIDAD-Por último
¿Me resulta útil pensar de ese modo?
3.- Después
de aplicar el triple filtro, ¿de qué te has dado cuenta?. Establece tus
conclusiones
Conclusiones:
¿Te ha ayudado el ejercicio? ¿Has respondido a tu creencia limitante?
¡En el siguiente post te ayudamos a desenmascararlas!
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