Una
de las cuestiones más obvias e inherentes al ser humano es su estancia finita
en la vida que todos entendemos como tal. Hace algunas semanas, escuché a una
periodista a la que entrevistaban indicar que ella, al menos necesitaría dos
vidas para hacer todo aquello que deseaba. Ni que decir tiene, que supongo que
este es un anhelo que compartimos muchos.
El
tiempo puede ser entendido como tiempo físico u ontológico y psicológico o
perceptivo. El tiempo físico, suele considerarse objetivo, mientras que el psicológico,
es por definición, la percepción del mismo que tiene una determinada persona.
El concepto tiempo, ha inquietado desde la antigüedad ideando mecanismos que
nos permitiesen medirlo (calendarios que explican el paso de las estaciones,
relojes que miden la inclinación del sol, etc.). Si aplicamos este concepto
objetivo, cualquier segmento de tiempo puede ser medido a través de nuestro
reloj. Sin embargo, además del tiempo físico-objetivo (por ejemplo, 60
segundos), está la percepción del mismo, donde factores biológicos y psicológicos
tienen un papel relevante. Pensemos en los sesenta segundos objetivos
mencionados, ¿se percibirían de forma similar si se tratase de un dolor agudo y
de un abrazo?. Casi con total certeza, no.
En
muchas ocasiones, sentir ausencia de tiempo se debe a un exceso de tareas y quehaceres
que se acumulan en las diversas esferas de la vida (personal, profesional,
familiar, etc). Vivimos a muchas revoluciones por minuto, lo cual impide que
exista una percepción satisfactoria de ese tiempo psicológico.
Es
obvio, que cada persona puede decidir invertir su tiempo en una u otra cosa.
Habrá quienes su vida profesional sea la que le genere mayor satisfacción y
bienestar (necesidad de logro). Por otro lado, habrá
quienes de forma equilibrada cumplan con la “regla de oro”: ocho horas de
trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio. Quizá un tercer grupo sea
aquel que prioriza su vida familiar, y asigne mucho tiempo al cuidado de otros
(necesidad de afiliación). Es posible que haya un cuarto, quinto.. grupo cuyos
intereses y necesidades sean diferentes a las mencionadas. Sea cual sea tu situación, hay una cuestión clave, debes elegirlo de manera
CONSCIENTE.
Vivir de manera
INCONSCIENTE, genera
falta de congruencia entre lo que es importante para nosotros, nuestros VALORES y lo que realmente hacemos.
Desgraciadamente existen miles de personas que en un momento avanzado de sus
vidas se dan cuenta que han vivido de una forma diferente a lo deseado, los
automatismos, lo esperado de nosotros, los miedos y creencias, así como el
ambiente cultural y social generan un personaje (muchos en realidad) que difieren
de nuestro SER.
Si
deseamos ser el director de orquesta de nuestra vida, debemos ATENDER, OBSERVAR y RESPONDER de
acuerdo a aquello que es realmente importante para nosotros, siendo necesario para
ello un trabajo de introspección. Si deseamos estar disponibles dieciséis horas
al día para cuestiones laborales, es completamente lícito, igual que si
decidimos priorizar nuestra vida familiar sobre la laboral, eso sí, debe
COMPENSARNOS, debe hacernos feliz. Si eso no es así, estamos viviendo en modo
AUTOMÁTICO, INSCONSCIENTE, con lo cual, las circunstancias, el entorno, los
otros/as, decidirán tu vida por ti.
Diferentes
estudios realizados por profesionales sanitarios identificaron las cinco cosas
de las cuáles las personas se arrepienten en los momentos finales de su vida.
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“Ser
fiel a lo que quería y no a lo que otros esperaban de mi”
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“Ojalá
no hubiera trabajado tanto”
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“Ojalá
hubiera tenido las agallas de expresar mis sentimientos”
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“Ojalá
hubiera mantenido contacto con mis amigos”
·
“Ojalá
me hubiera permitido ser feliz”
Si
deseas profundizar acerca de si la distribución de tu TIEMPO
es CONGRUENTE con tus VALORES y vives de una manera CONSCIENTE, desde tu SER, puedes realizar las siguientes meditaciones
del equipo del Dr. Javier García Campayo.
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El
anciano https://bit.ly/2E4Wdii (15,28
minutos)
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El
funeral https://bit.ly/2E2cJQ0 (9,56
minutos)